La mujer rural es una persona que está acostumbrada a vivir en su mayoría de los recursos naturales que le ofrece el entorno en el que reside, principalmente de la agricultura, agregando a estos otras tareas que, como mujeres de hogar, tienen que realizar para mantener sus casas y sus familias. Buscar el agua, la leña para cocinar, criar ganado y aves de corral, cocinar y educar a sus hijos son también tareas que se agregan a su supervivencia y la de su familia.

En el mensaje del secretario General de la ONU con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural, el pasado 15 de octubre, este sostuvo que estas mujeres son fundamentales para el éxito de la casi totalidad de los objetivos de Desarrollo Sostenible; entre los que se encuentran: el fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad e igualdad de género, entre otros.

El primer Día de la Mujer Rural se celebró el 15 de octubre de 2008 y desde entonces se celebra todos los años por la resolución 62/126 de las Naciones Unidas, que reconoce la función y contribución decisivas de la mujer rural en la promoción del desarrollo agrícola y rural, que mejora la seguridad alimentaria y ayuda a la erradicación de la pobreza rural. Con mucho trabajo y esfuerzo, pocas veces valorado, son mujeres de valor que, como dice un refrán popular para referirse a personas acostumbradas a los trabajos simples y fuertes, son: de plan y ladera.

Fuerza y Determinación

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Las mujeres rurales trabajan incansablemente para erradicar la pobreza.