LOS PERROS DEL GUAJE
Más de medio centenar de perros esperan con ansias cada día por un pedazo de pan a lo largo de la calle al Guaje, son seis kilómetros que tiene de longitud la pavimentada entre San Marcos al sur de San Salvador y Soyapango al Oriente. Las mascotas están acostumbradas a esperar a sus buenos amigos que desde sus carros les lanzan comida entre pan francés tortillas y algunas croquetas.
En los ojos y la aptitud de los animales se adivina la esperanza, ellos siguen a los carros y observan inquietos los rostros de los que los manejan, los autos negros les llaman especial atención y mientras unos esperan pacientemente echados otros corren de arriba para abajo en la calle que serpentea a un costado del Cerro San Jacinto.
Y de repente un auto aminora la marcha se bajan los vidrios y el conductor o el acompañante comienzan a lanzar el alimento. Son varias las personas generosas que han hecho que los perros salgan de sus hogares para esperar por comida.
Estos “chuchos” no son callejeros, viven en las humildes casas que están distribuidas a la orilla de la carretera, y mientras tomamos las fotos una señora mayor advierte al fotógrafo “no se las vaya a robar” mientras el grupo de sus hijos y nietos observan curiosos detrás de una alambrada.
Sin duda los defensores de los animales y las redes sociales han contribuido a que la gente tenga más amor y respeto por los animales y en especial por gatos y perros, por eso no es extraña la acción de estas generosas personas y como explica el autor de la novela “Colmillo blanco” Jack London “Tirarle el hueso al perro no es caridad. Caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como él”.
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